Yori Aguirre, uno de los principales miembros de lo que inicialmente fue la OCEP (Organización Chilena de Estudiantes de Psicología), una organización que nace en el contexto de la revolución pingüino del 2006 con objetivos políticos y sociales vinculados a los problemas sociales de Chile. Luego Yori junto a dicha organización estudiantil comenzaron a trabajar en el Frente de trabajadores de psicología, en donde la labor de Yori Aguirre se resume en uno de los principales entes organizadores de dicha organización.

En el siguiente video podemos ver la entrevista a Yori hasta el minuto 34:47


Dentro de la entrevista se preguntó sobre diferentes temas y elementos relacionados con la problemática de la heteronormatividad y sus implicancias, así como también sobre sus condiciones de existencia y posible erradicación/solución de dicho problema.

Una de las tesis fundamentales que sostiene Yori en la entrevista es que la psicología legitimaba prácticas discriminatorias hacia homosexuales, ya que por un lado, las instituciones y organizaciones como el Colegio de Psicólogos no se encontraban involucrada dentro del campo y el debate de los problemas sociales y por otro la llegada del nuevo director que ponía en el escenario público a la homosexualidad como una patología. La psicología al ser un ámbito  profesional y con bases científicas expande e impone en la población lo anormal y desviado de ser homosexual. Es decir, la psicología hoy en día posee un rol reificador de la realidad, expandiendo la hegemonía de la heteronormatividad, plasmándola y estableciendo su juicio por encima de las demás orientaciones sexuales. La psicología mecaniza y psicologiza los problemas sociales. Para Yori, instituciones como la psicología constituye un constructo histórico y cultural, que a su vez con sus postulados y conocimientos establece y construye la misma historia y cultura. Hoy en día la psicología sigue legitimando los constructos que ha establecido en la sociedad, que obedecen a un sistema de dominación, donde la sexualidad heterosexual se impone por encima de las demás sexualidades donde la condición "normal heterosexual"  y "desviado homosexual" se naturalizan, es decir, se reifican. El aparato científico psiquiátrico y psicológico son los que a fin de cuentas constituyen la base para que el aparato legislativo penalice a personas LGTB derivándolas nuevamente a psiquiatras y psicólogos para tratar la "desviación" y "enfermedad" de estas personas que se escapan de la dualidad hombre - mujer, o simplemente no las tome en cuenta cuando ocurren situaciones de menosprecio. La psicología termina siendo una de las causas que llevan consigo la mayor parte de las situaciones de menosprecio, algunas mucho más graves que otras, y las sigue legitimando a medida que avanza la historia.

Además, Para Yori Aguirre, la elecciones sexuales dentro de la sociedad están culturalmente determinadas y vinculadas íntimamente con las diferentes clases sociales. Por esto, no es lo mismo un homosexual de población que un homosexual con dinero que sea diseñador. La clase social a la que pertenezca un LGTB determina a fin de cuentas en gran medida como ejerce la dominación sobre uno o sobre otro. El elegir ser uno u lo otro está determinado por la cultura hegemónica y patriarcal en la cual vivimos hoy en día. Así, se termina olvidando el carácter subversivo de la identidad de género. La historia ha tratado de mantener la sexualidad un orden con muros bien definidos, pero poco a poco los muros se han ido destruyendo gracias a los movimientos en pro de la diversidad, pero el aparato psicologizante intenta imponer nuevamente esos muros, y se ven reflejados en la penalización a los homosexuales, en atropellos que viven, atropellos validados por el estado al no intervenir. En el fondo, la heteronormatividad es el instrumento que ha utilizado el sector conservador en un esfuerzo para que los poderes de los movimientos homosexuales no se igualen al poder que ostenta la hegemonía heterosexual.

Por otro lado, como principal solución que Yori propone encontramos que debe existir un empoderamiento de los sectores bajos de la sociedad, como los trabajadores, profesionales y estudiantes y a partir de ahí generar las organizaciones para transformar la base de la estructura social en la cual vivimos. Se excluyen los otros sectores como la creación de políticas públicas desde el estado o la creación de leyes desde el congreso, ya que dichas soluciones no estarían cumpliendo más que un rol cosmético y anestésico, es decir ideológico para la sociedad, ocultando los verdaderos problemas y las situaciones de violencia extrema. La educación y la organización de base y el empoderamiento de la misma población LGTB, como los proyectos de ley enviados al congreso por parte del Movilh. Las soluciones entregadas por el Estado o los Ministerios cumplen con fundir el problema real entre las ilusiones de soluciones que entregan, dejando el problema allí latente o acrecentándolo aún más. Los transexuales siguen sin poder elegir su sexualidad en la cedula de identidad, la elección queda limitada a las posibilidades que entrega el estado y esta cultura. A los pequeños que nacen hermafroditas y clítoris que nacen con un tamaño mayor al "normal" se les somete muchas veces a operaciones que provocan daños a largo plazo irreparables, como deformaciones o la incapacidad para sentir placer sexual. De nuevo el estado actúa intentando mantener la dualidad hombre-mujer  y la desigualdad de estatus, en el sentido Fraser (2000) se vuelve evidente, la norma heterosexualidad goza de derechos básicos que los LGTB no pueden acceder, algo tan básico como identificarse institucional y políticamente.

Referencias:
- Fraser, N. (2000) “Nuevas reflexiones sobre el reconocimiento”, en New left review, ISSN 1575-9776, N°4, 2000